En esta ocasión, os dejamos con la crónica que han preparado después del LAB I CAN que llevamos a cabo en el IES Diego de Praves de Valladolid, y en la que por primera vez se mezclaron profesores y alumnos.

Muy atrás quedan los tiempos en los que Aristóteles y su Escuela Peripatética paseaban por los jardines del templo de Apolo, compartiendo conocimientos de filosofía. En esa disciplina, cuna de todas las ciencias, se enseñaba a los alumnos a pensar. Construir nuevas teorías, abrir nuevas posibilidades al conocimiento e incentivar el uso de la creatividad con un fin didáctico compartido.

 

Mucho cambiaron las cosas en los siglos venideros, hasta llegar a nuestro actual sistema educativo. En nuestro tiempo se emplea la fórmula de clase magistral, en la que un profesor con más y mejores conocimientos, los comparte de forma oral con un grupo que alumnos. Hoy por hoy, la fórmula empieza a tambalearse. El mundo cambia a una velocidad vertiginosa, y el uso de técnicas de enseñanza anticuadas en alumnos de nuestro tiempo, crea un impacto entre las capacidades, las motivaciones, y los requerimientos culturales que no parece sino aumentar el abismo entre las partes.

Se emplea una metodología del siglo XIX, con profesores y contenido del siglo XX, en alumnos del siglo XXI. Ante esta perspectiva, no resultó extraño que al descubrir Design for change y sus talleres de design thinking, la idea nos entusiasmara.

Ocurrió durante unas charlas que dimos sobre la experiencia de Miltrescientosgramos en emprendimiento, en el Instituto Diego de Praves. Nos dimos cuenta de que el feeback entre profesor y alumno, embutido en las carencias del sistema educativo convencional, no funcionaba. La asignatura “Formación y Orientación Laboral”, que entendemos como vital en un ciclo formativo, se enfrentaba desde el punto de vista de cualquier otra, con unidades didácticas desarrolladas por el profesor, y con la realización de ejercicios consecuentes por parte del alumnado. Esto nos chirrió tanto, que decidimos proponer un taller de design thinking.

Design thinking es un método de enseñanza que se crea en la Universidad de Stanford, y que cambia radicalmente el paradigma de la clase magistral. Se eliminan los roles de profesor y alumno, y se establece el término facilitador, que viene a ser una especie de motivador de ideas. La misión de este facilitador viene a ser incentivar el pensamiento, el desarrollo de ideas y la creación de prototipos lectivos.

Nuestra idea primigenia era elegir a un grupo de profesores y transformarlos en facilitadores. Nos pusimos en contacto con el IES Diego de Praves y del IES Galileo, en Valladolid, y acogieron la iniciativa con entusiasmo. De hecho, se mostraron impacientes por conocer esta nueva herramienta de interacción entre profesor y alumno, más enfocada a encender la chispa, en buscar las buenas ideas, que en llenar a los chicos de información. Nos confesaron, de hecho, que hay mucha inquietud generalizada en cómo motivar al alumno. En que el profesor siga siendo una pieza fundamental del proceso educativo de una persona.

En este clima de conciencia más o menos común de que las cosas tienen que cambiar, encontramos que design thinking era el método que buscaban. Los alumnos serían, al fin, partícipes de su propia educación.

La formación de la organización Desing for change, incluye una serie de dinámicas y técnicas para que el profesor no intervenga con perjuicio en el desarrollo de la clase. En otras palabras, se busca eliminar su papel como director del aula, transformándolo en un conductor a partir del cual fluyen las ideas de los alumnos. Pero en Miltrescientosgramos quisimos ir un poco más lejos. Quisimos marcar un hito.

Por primera vez en España, por primera vez en el mundo para Desing for change, incluimos a los alumnos en el proceso formativo. Los profesores escogieron a un grupo de chicos para darles la oportunidad de descubrir esta nueva metodología, y acudieron a la formación. Durante un día y medio, se expusieron diferentes escenarios a partir de dinámicas y ejercicios para formar a los facilitadores. Pero en este caso, al haber incluido a los chicos, la riqueza de la experiencia fue todavía mayor. Las mismas formadoras de Design for change nos confesaron que resultó muy revelador. Hasta el momento, todo se había enfocado desde el ángulo de visión del profesor, pero llevar a cabo el laboratorio con grupos heterogéneos les abría nuevas perspectivas. Ahora, el punto de vista de los alumnos también entraba en escena.

Montaje para post

El éxito rotundo de la actividad también fue un episodio triunfal para Miltrescientosgramos. Trabajar con estos dos partners fue muy enriquecedor, y confesamos que estamos ansiosos de volver a la carga junto a ellos. El método ya se había aplicado en primaria y en universidades, pero ésta era la primera vez que se ponía en marcha en Formación Profesional. Con nuestra vuelta de tuerca al incluir un grupo de alumnos, el entusiasmo de los profesores y la profesionalidad de Design for change, sólo podíamos ganar.

En esta época de cambios, o en este cambio de época, volvemos la vista atrás a aquellos peripatéticos de la Antigua Grecia. De algún modo, empezamos a recordar que no sólo el conocimiento debe ponerse en valor en un centro de enseñanza, sino la chispa que nos lleve a descubrir nuevos horizontes.

Rodrigo Cerdá (Responsable de Marketing de Miltrescientosgramos)