Nuestro método
para cambiar el mundo
Filosofía DFC
En 2001, Kiran Bir Sethi funda Riverside School, primer colegio I CAN y organización pionera en innovación educativa a través del Design Thinking. La filosofía DFC nace en su seno con el objetivo de fomentar la voluntad, el compromiso y los valores HumanE™ basados en las 5 “E”: Empatía, Ética, Excelencia, Elevación y Evolución.
Empatía:
componente social esencial para relacionarse en comunidad. Su desarrollo “alimenta” el corazón.
Ética:
conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona y le permiten pasar a la acción relacionándose desde el respeto.
Excelencia:
necesidad de desarrollar el talento de manera eficaz. Se fomenta a través del trabajo colaborativo, donde el proceso es más importante que el resultado.
Evolución:
intención de crecimiento constante al modificar actitudes, conductas o propósitos, a partir de la reflexión sobre los aprendizajes extraídos de la experiencia.
Elevación:
satisfacción al emprender una acción conjunta que puede ser útil e inspirar a otras personas; es decir, pasar del “Yo” al “Nosotros/as”; y del “Nosotros/as Podemos” a “Tú también Puedes”.
“What we do in education can take us from being human to being HumanE”
Kiran Bir Sethi, fundadora de Design for Change.
¿Qué es el I CAN Mindset?
Un conjunto de creencias, habilidades y actitudes que se fomentan y nutren a lo largo del tiempo para formar jóvenes conscientes, responsables con su entorno, y empoderados/as porque se han convertido en agentes de cambio. Una mentalidad basada en el I CAN, que parte de la convicción de que todas las personas pueden ser protagonistas de sus propias vidas, marcarse sus propios retos, ser sensibles con su entorno y con las personas con las que conviven, y confiar en sus habilidades para resolver retos utilizando la Metodología DFC.
Esta mentalidad se basa en los valores: Empatía, Ética, Excelencia, Elevación y Evolución; las 5 E’s que nos permiten pasar de “Human” a “HumanE”.

Metodología DFC
Un proceso de 5 fases basado en el Design Thinking que provee de herramientas para desarrollar competencias a través de la resolución de retos. Las personas formadas en DFC la aplican y adaptan según sus necesidades.
DFC propone un cambio de mirada: del docente al alumnado, y viceversa; de persona a persona; a la misma altura; así se facilita la escucha. Implementando la metodología DFC se introduce la creatividad y el diseño en los centros educativos y organizaciones para que niños, niñas y jóvenes sean protagonistas de sus propias historias y desarrollen las competencias del siglo XXI a través de la resolución de retos: empatía, creatividad, trabajo en equipo, pensamiento crítico y liderazgo compartido; y, sobre todo, aprender a aprender. Así, se convierten en agentes de cambio.
Una vez seleccionado el reto, la clave es que, frente al problema-solución al que estamos acostumbrados, se emprende un proceso, donde se sistematiza la observación, la participación colectiva y la reflexión, a través de sucesiones de divergencias, convergencias y síntesis.

"Las competencias son el salto cualitativo esencial en DFC porque están asociadas a acciones reales. En el proceso DFC, la fase Actúa es la clave”,
Durante el proceso DFC, y siempre en grupo, cada niño, niña o joven siente qué le preocupa de la temática propuesta y, mediante una sucesión de divergencias, convergencias y síntesis, todos juntos eligen un foco de acción común, que luego transforman en un reto; a continuación, cada cual imagina soluciones que se ponen en común a través de un brainstorming, eligen una entre todos, la prototipan, comparten el resultado con otros grupos y aprenden la importancia de dar y recibir un feedback correcto; una vez terminado, el alumnado actúa elaborando un plan de acción, es decir, no quedándose en el “hay que” o en los conocimientos teóricos; después, reflexiona sobre lo aprendido y evolúa (o dicho de otra manera: evaluación + evolución); y finalmente, comparte con el mundo el resultado de la experiencia.
Implementando la Metodología DFC, niños, niñas y jóvenes desarrollan consciencia de que el cambio es posible y de que pueden liderarlo. ¡Apuesta por el cambio y atrévete a revolucionar tu aula!
¡Descubre nuestras formaciones y aprende la Metodología DFC!
Cinco fases para decir "I CAN"
La puesta en práctica de la metodología DFC impulsa el I CAN Mindset y facilita su progresiva asimilación por parte de niños, niñas y jóvenes, que descubren que sí pueden, que son importantes, que el cambio es posible y que pueden impulsarlo.

SIENTE
Comenzamos preguntando a los niños y niñas qué les preocupa. Fomentamos la investigación para comprender mejor qué les gustaría cambiar. La clave está en observar y generar conversaciones, para identificar sobre qué les gustaría actuar. Así conseguirás que se motiven.
¿Cuál es el ingrediente clave? Desarrolla EMPATÍA.

IMAGINA
Consiste en que propongan el mayor número de ideas posible (y cuanto más locas, mejor) para resolver el foco de acción elegido en la fase anterior. Con la solución más interesante para el grupo se elabora un prototipo, se contrasta, y se elabora un plan de acción para emprender un cambio real.
¿Cuál es el ingrediente clave? Desarrolla CREATIVIDAD.

ACTÚA
¡A poner en práctica la solución que han diseñado! Ocurra lo que ocurra, lo importante es que su proyecto no se que quede en una idea. Pasar a la acción es la clave para facilitar su empoderamiento.
¿Cuál es el ingrediente clave? Desarrolla CONFIANZA.

EVOLÚA
Es el momento de pararse a reflexionar para evaluar la experiencia y encontrar claves para evolucionar de cara a acciones futuras. Esta fase es vital: el verdadero crecimiento, el aprendizaje real, viene como consecuencia de la reflexión sobre la vivencia.
¿Cuál es el ingrediente clave? Desarrolla PENSAMIENTO CRÍTICO.

COMPARTE
Contando su historia de cambio a la gente más cercana y al mundo se extiende el I CAN Mindset. Además, demuestran que lo que han llevado a cabo es importante. ¡Celebran que son protagonistas del cambio!
¿Cuál es el ingrediente clave? Desarrolla COMUNIDAD.