Por Rocío Rubio

El último par de años nos ha cambiado la vida a todos por completo. Lo que antes era impensable ahora es nuestro día a día, y lo que ahora vivimos como cotidiano tiene pocas papeletas para desaparecer en un futuro cercano.

Todas hemos vivido, y seguimos viviendo, esta situación de la mejor manera posible. Pero es cierto que unos de los más afectados son los pequeños de la casa. Han tenido que aprender nuevas dinámicas a la hora de ir al colegio, asistir a sus actividades extraescolares, aprender en clase y relacionarse con los más cercanos, la familia. Los cambios que esta pandemia ha tenido sobre la vida de las personas más pequeñas son considerables. Las edades más tempranas son aquellas en las que aprendemos a relacionarnos con los demás, a entender cómo funciona el mundo y a participar en él. Estos peques han vivido circunstancias que les han hecho crecer y desarrollarse de formas muy distintas a cómo hicieron las demás antes que ellas.

Tampoco es sencillo para las familias y las educadoras/es, que tienen que aprender dinámicas completamente nuevas y desconocidas para cuidar de los más pequeños y enseñarles a protegerse entre ellos. Es complicado dar con la forma correcta de decirles que tienen que tener cuidado. Al fin y al cabo, ¿cómo explicarle a una niña de 8 años que no debe abrazar a su mejor amigo?

El reto más considerable de las y los docentes a la hora de proteger a su alumnado del riesgo de contacto son los patios de los colegios. Se trata, quizá, de una de las zonas de los centros educativos en los que la vigilancia se hace más complicada, por lo que es prácticamente imposible atender a cada detalle.

Juegos sin contacto

En Design for Change España queremos seguir apoyando al profesorado, ofreciéndole alternativas seguras para el entretenimiento de los niños y niñas. Existe una gran variedad de juegos sin contacto que tienen la capacidad de generar la misma felicidad y diversión que el baloncesto o las palmas.

El primero de estos juegos es un clásico conocido por la gran mayoría de gente. Todos hemos jugado al escondite inglés en algún momento de nuestra infancia, y podemos promoverlo entre nuestros peques para que ellos lo jueguen también. El único requisito de este juego es un espacio lo suficientemente amplio como para guardar la distancia de seguridad entre jugadores. Los alumnos y alumnas pueden hacer deporte en la hora del recreo y divertirse al mismo tiempo con uno de los juegos favoritos de sus madres y padres.

La segunda actividad de la que queremos hablar son los juegos de mímica. Esta actividad requiere de dos equipos que competirán por ver quién es capaz de adivinar más elementos. Los niños y niñas pueden decidir imitar películas, libros u objetos, cualquier cosa que se les ocurra. Este juego promueve la creatividad y el trabajo en equipo, y es tan divertido que conlleva risas aseguradas. Además, llevarán a cabo competiciones saludables y se esforzarán por entender a su compañero/a, lo que solo puede ser beneficioso para la convivencia.

La rayuela también constituye una de las opciones más educativas y divertidas de patio de un colegio. El profe puede ayudar a su alumnado a pintar líneas y números en el suelo para crear los recuadros sobre los que saltar. Uno por uno, los niños y niñas juegan, siguiendo las indicaciones de sus compañeros, que les indicarán los números sobre los que tienen que colocarse. ¡Incluso pueden practicar un juego de matemáticas sencillo! Este juego promueve además el equilibrio y les ayuda a conocer y controlar mejor su cuerpo.

Otra alternativa realmente entretenida es el juego del espejo. El alumnado puede hacer parejas y colocarse a una distancia de seguridad unos de otras. Las parejas escogerán quién desempeñará el rol de sujeto y quién será el espejo, y el segundo copiará al primero. Los más pequeños podrán divertirse imitando a sus compañeros y compañeras e inventando formas de hacerles reír. Se pueden inventar mil cosas diferentes: bailes, caras, posiciones del cuerpo o incluso sonidos. Más tarde, rotarán papeles y se los intercambiarán, siendo ahora imitado el imitador. ¡Diversión asegurada!

Por último, queremos introducir el “director de orquesta”. Para esta actividad, el alumnado se coloca en un círculo (por supuesto, guardando las distancias) y escogen a uno de ellos para ser el adivino. Este sale del círculo y se aleja un rato, dando tiempo a los demás para escoger al director de orquesta, que marcará los movimientos del resto del círculo. Cuando el adivino vuelve, el círculo deberá imitar en todo momento los movimientos del director de orquesta. El adivino debe colocarse en el centro del círculo y localizar al director para ganar el juego. Es un juego original y que estimula sus capacidades cognitivas, pues les obliga a pensar y razonar según los estímulos que reciben.

Aparte de la diversión, tenemos otro motivo por el que animarte a realizar estas actividades en los colegios. Se trata de juegos que despiertan el interés de los niños y niñas por pasar tiempo al aire libre y la actividad física, ambas condiciones muy positivas para la salud mental de los más pequeños. De esta forma, no solo estarás fomentando juegos seguros, sino también saludables.

Desde Design for Change España, te animamos a promover estas actividades en tu centro educativo, con el propósito de reducir los riesgos de contagio en los colegios. De esta manera, y aportando cada uno nuestro granito de arena, seremos capaces de recuperar una realidad en la que nuestros niños y niñas puedan conectar con otros mediante el tacto, como hicimos muchas de nosotras y nosotros.

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