Una regla tan sencilla como esta debería ser compartida en todos los colegios. Su enunciado dice:
“todo el mundo tiene, al menos, un 2% de razón”
Puede ser que en algunos casos parezca demasiado, sin embargo, en general, puede que sea un porcentaje aceptable y lo suficientemente pequeño como para aceptarlo.
Cuando alguien comparte con nosotros algo que se aleja mucho de nuestra “solución” o nuestro punto de vista, por lo general suele producirnos rechazo, pongamos un ejemplo rápido.
Nos entregan el enunciado de un problema, lo estudiamos de forma concienzuda y determinamos que la solución es un círculo.
A continuación, el mismo problema se lo entregan a otra persona, quien tras estudiarlo de forma también concienzuda determina que la solución es un rectángulo.
Si nos pusieran a las dos personas uno enfrente de otro, y nos presentaran la solución del otro, seguramente la primera frase (llevándolo al punto de caricatura) que cualquiera de los dos utilizaría sería: “espera, veo que no te has enterado, te voy a explicar.”
Con este comienzo, lo que conseguiríamos por parte del otro sería: “vale, tu dime lo que quieras que yo me voy a dedicar a rebatir cualquiera de tus argumentos”
Empezando así y con esta predisposición, está claro que poca escucha y entendimiento íbamos a lograr entre nosotros.
Ahora imaginemos la misma situación, con la única diferencia que ambos hemos aceptado la regla del 2% (y ahora seguramente entenderéis mejor porque es un valor tan bajo). Puesto que hemos aceptado la regla, no nos queda más remedio que … ¡buscar ese 2% de razón! Y así nos ponemos a hablar y preguntar, ¿y cómo es que ves un círculo/rectángulo? Al hablar llegaríamos a la conclusión que la solución al problema planteado era …
¡un cilindro! Cada uno había tomado un punto de vista y por eso estaba tan convencido de su solución, si bien, ese convencimiento hace que no nos resulte sencillo escuchar.
¿Os apuntáis a la regla del 2%?