La primera vez que escuché la palabra Design, me vinieron a la mente palabras como “imagen”, “lujo”, “marcas” y, precisamente por eso, no me llamó en absoluto la atención. No fue tras conocer a personas que estaban trabajando en el mundo del design thinking que comencé a asociarle nuevas palabras: “deseable”, “factible” y “viable”.

Ya han pasado casi 4 años desde aquel primer contacto y desde luego ahora tengo claro cómo el desing thinking (o pensamiento de diseño) puede aportar, y mucho, a la escuela.

 Algunas de las ideas básicas que he descubierto son:

  • La creatividad es cosa de todos, lo que nos hace falta es método y darnos la oportunidad para ser creativos. Frente al acción-reacción, es necesario generar espacios en los que podamos profundizar en el conocimiento y explorar posibilidades.
  • Ponte en el lugar del otro (empatiza), esto es mucho más fácil de decir que de hacer, si bien es importante:
    • tanto para el conjunto de personas para los que esté destinada la acción a llevar a cabo (usuarios finales)
    • como para las personas que te rodean y con las que estás desarrollando la acción (compañeros)
  • Frente a una larga planificación … una acción rápida y un error inteligente (prototipo)
  • Del paradigma del miedo a la oportunidad, frente a los obstáculos, en lugar de defenderse, buscar la oportunidad que nos ofrece, y pensar que en cualquier caso se encontrará una solución para salir del atasco. Y esto está muy relacionado con la incertidumbre, pues no es posible tenerlo todo controlado, hay que vivir el presente y danzar con lo que ocurre en cada momento
  • Presta atención a la estética, cuidar los detalles es importante

Y tras esta breve recopilación veamos una pincelada más de cada uno de estos aspectos:

Proceso:

Las etapas que se suelen indicar en los procesos de Design Thinking son:

 esquema-fases DT

Se pueden agrupar en tres grandes fases: Inspiración, Ideación e Implementación.

 En el fondo, cada una de las etapas es una sucesión de divergencia (ampliar el foco obtener nuevas perspectivas), divergencia (seleccionar, focalizar) y síntesis (destilar los aspectos críticos). Con ello logramos “parar” nuestra natural (o extendida) tendencia a pasar rápidamente a la acción una vez identificamos un problema. Y así, es más fácil que dediquemos nuestro tiempo a resolver el problema adecuado y que encontremos soluciones que de otra forma no nos habríamos planteado.

 Empatía

 Muchas veces nos dicen … “tienes que ponerte en el lugar del otro” . Por mi experiencia, algo tan sencillo de decir es muy difícil de hacer. En primer lugar porque no solemos “escuchar”, y ¿cómo vamos a lograr entender al otro si no le escuchamos? Así pues, el primer paso es escuchar, escuchar y escuchar (recordemos la anterior entrada La regla del 2%). A continuación, el proceso también puede ayudar, y es que cuando te ves “obligado” a investigar, a preguntar, a pensar en el otro, a escuchar a tus compañeros … es más fácil.

 Prototipo

 ¿Cuántas veces hemos pasado tiempo en planificar una acción y tras esta ardua tarea nos ponemos a revisar las acciones previstas y vemos que hay que cambiarlas todas? En mi pasado como consultor lo encontré muchas veces, ¿quiere decir que no hay que planificar? En absoluto, simplemente que hay que probar rápido lo que estamos pensando. Cuando estás buscando dar una nueva solución, es importante testarla rápidamente con los usuarios, que son los que irán guiándonos por el buen camino.

 Así pues, una representación gráfica/física de lo que estamos desarrollando, que nos sirva para explicar y testar lo que estamos haciendo es básico.

 Además, este concepto es especialmente útil cuando estamos trabajando en equipo, ya que es posible que cada uno de los miembros del equipo tenga una “idea” de lo que se está desarrollando, por lo que, al tener algo tangible sobre lo que hablar, es más fácil comprenderse.

 Optimismo

Una mirada de posibilidad ayuda y mucho a encontrar soluciones: y es que “es más fácil de encontrar lo que se busca”. Además, esa confianza en que seguir el proceso (sin ser esclavo del mismo) ayudará a encontrar una solución, facilita superar la sensación de incertidumbre que se suele vivir en los procesos en los que la solución no es única y además es un entorno poco controlado.

La estética

No cabe duda que las primeras impresiones nos vienen por los ojos y que cuando la estética está cuidada es más fácil que logremos captar la atención del que tenemos enfrente. Aquí está claro que para gustos colores, si bien, seguramente el dicho de “Si bueno y simple dos veces bueno” es muy aplicable.

Tras este pequeño recorrido por la claves del Design Thinking, lo que falta es pasar a la acción, y desde luego para ello una forma muy buena es partir del proceso de DFC España, ya que como comentamos en otro post, DFC es metodología.

 Y si ahora me dicen Design, las palabras que me vienen a la mente son ¡Yo puedo!, ¡Claro que sí! y “Los niños solo necesitan una oportunidad para cambiar el mundo.”

Miguel Luengo

Presidente de DFC España