
En el Colegio María Rosa Molas de Onda (Castellón) están emprendiendo un proyecto Design for Change muy especial para impulsar el ODS 3 “Salud y bienestar”. A partir de unas visitas del alumnado de la ESO a la Residencia de Ancianos Monseñor Fernando Ferris, han desarrollado la empatía con sus mayores, gracias a escuchar las experiencias que les cuentan y compartir las propias. Así, han aprendido a valorar la fortaleza de las personas mayores y a sensibilizarse ante sus debilidades; destacando que “la sabiduría que tienen las personas mayores es admirable”.
Son cuatro emotivas historias de los y las protagonistas del cambio contadas en primera persona:
EL HOMBRE QUE PINTA MANDALAS
Hoy es el primer día que vengo a la Residencia de Ancianos, ya que el martes pasado no pude ir. Como mis compañeros, haré una entrevista a alguno de los residentes. Carmen, mi profesora, me anima a sentarme con un señor que está solo al fondo de la sala. Me acerco y Carmen me lo presenta, me siento a su lado. Tiene encima de la mesa una libreta de dibujos y se pone a hablar conmigo.
- Sara: ¿Cómo se llama?
- Miguel: Miguel A. Rl.
- Sara: ¿Cuántos años tiene?
- Miguel: 77 años.
A mí, me extraña, pues aparenta ser más mayor.
- Sara: ¿Dónde nació?
- Miguel: En Onda.
- Sara: ¿Y dónde vivía?
- Miguel: En el carrer de Dalt.
Me dicen luego en casa que es la calle que va por detrás de la Iglesia de la Asunción, hacia arriba, y que recibe el nombre de calle santa Isabel.
- Sara: ¿Cuánto tiempo lleva en la residencia?
- Miguel: Aquí estoy unos doce años, pero antes también estuve en la residencia de Montán.
- Sara: ¿Con quién vivía antes de venir a la residencia?
- Miguel: Con mi madre y mi hermana.
Miguel me cuenta que las dos se llamaban Carmen y que su hermana bordaba. Un día, me dice, fue a llamar a una de ellas y se la encontró muerta. No sé muy bien a quién de las dos se refiere, pero me da pena y prefiero no preguntarle.
- Sara: ¿En qué trabajaba?
- Miguel: Yo era regador.
Miguel empieza a contarme una historia sobre una vez que se encontró una serpiente y la mató. Supongo que sería en algún huerto donde estaba regando.
- Sara: ¿Tiene hijos?
- Miguel: No, soy soltero.
- Sara: Cuénteme, por favor, alguna anécdota de cuando era joven.
- Miguel: Una vez fui a Madrid a una manifestación y perdí el autobús, así que volví en taxi. Al llegar, le dije a mi madre que saliera a pagar el taxista. Después me quería matar porque costó mucho dinero.
Miguel me vuelve a contar la historia de la serpiente.
- Sara: ¿Qué es lo que más le gusta hacer aquí?
- Miguel: Me gusta mucho pintar.
Miguel abre su libreta de dibujos y me los enseña, luego arranca uno de su libreta y me lo regala. Es un mándala y está muy bien pintado para haberlo hecho una persona mayor a la que le puede temblar la mano.
- Sara: ¡Muchas gracias, Miguel!
- Miguel: ¡De nada!
Me despido del señor Miguel con el que he estado hablando muy a gusto. Este verano, como estoy en casa de mis tíos que viven allí cerca, iré a visitarlo de vez en cuando.
Sara Romero – 4.º ESO
Colegio M. M.ª Rosa Molas
Onda (Castellón)
UNA AMISTAD PARA TODA LA VIDA
Doña Gloria tiene 86 años, es viuda y jubilada. Desde hace unos dos meses reside en la Residencia de Ancianos Monseñor Fernando Ferris de Onda (Castellón). Decidió entrar allí porque le habían hablado muy bien de su atención.
El primer día que fuimos a la residencia tuve la suerte de encontrarme con Gloria. Empecé a preguntarle sobre su familia y ella me dijo que tiene siete nietas y ningún nieto, eso le hacía mucha gracia. También le pregunté a qué se dedicaba y me contestó que estuvo trabajando muchos años en La Campaneta de Onda, una fábrica de azulejos. Como yo sabía que mi abuelo Pepe Taús también estuvo trabajando allí, de joven, le pregunté si ella lo conocía. Cuando le dije que era nieto de Pepe casi se emocionó, no sabía que eran tan amigos. A partir de ese momento me empezó a contar cómo se conocieron e incluso cómo mi abuelo la llamaba “perla”. Ella me dijo que no hacía mucho tiempo que mi abuelo estuvo en la residencia tocando música con su rondalla “Marimón” y que pasaron una tarde muy agradable. Como ya nos teníamos que ir, le pregunté finalmente sobre su experiencia en la residencia: ella me respondió que está muy a gusto porque el personal es muy atento. Pero, por otra parte, le gustaría que hicieran más juegos o actividades diferentes para distraerse. Por último, nos despedimos y ella me mandó recuerdos para mi abuelo.
Cuando fui a contarle a mi abuelo mi encuentro con Gloria, se puso muy contento de que yo tuviera la suerte de haberla conocido. Él me explicó cómo la conoció cuando trabajó en la “Campaneta”. Ella era la contable y él trabajaba en el pintador. Mi abuelo estuvo allí desde los 14 hasta los 20 años, aunque su amistad dura hasta hoy.
Gloria ya sabía que mi abuelo tocaba el laúd y formaba parte de una rondalla, compuesta por cuatro guitarristas, un cantante y él. Tiene mucha afición y a sus 79 años sigue practicando dos veces por semana. Fue mi abuelo, hace 12 años aproximadamente, quien propuso en la residencia ir a tocar, y así lo hacen cada año el día de Reyes. Este año han empezado también a tocar en Pascua.
Gracias a esta entrevista he podido conocer a una amiga de mi abuelo y saber de su amistad. Por último, tengo que decir que Gloria me ha parecido una señora encantadora y que está muy contenta por la buena acogida que ha tenido aquí, tanto de los residentes como de su personal.
Pablo Álvaro Taús – 4.º ESO
Colegio M. Mª Rosa Molas
Onda (Castellón)
ENTREVISTA A DOLORES
Durante nuestras visitas a la Residencia de Ancianos Fernando Ferris de Onda (Castellón) hemos tenido el placer de conocer a una de sus residentes. Ella es Dolores, aunque prefiere que la llamen Lola. En estos tres días que hemos podido conversar con ella, nos ha contado diferentes anécdotas de su vida que nos han hecho reflexionar.
El primer día cuando llegamos, nos presentamos y decidimos ir al patio a tomar el aire. Ese día, Lola nos contó que lleva desde los 86 años en la residencia y que actualmente tiene 92. Está muy contenta con el servicio que ha recibido allí, ya que, nada más llegar, las enfermeras le curaron unas heridas que tenía en las piernas.
Lola vivía en Tales. Es viuda y no tiene hijos, pero siempre ha contado con el apoyo de sus dos hermanos para seguir adelante. Además, también tiene una sobrina que se llama Ángela y que va a visitarla muy a menudo. De hecho, nos dijo que la última vez le había traído un bolso nuevo.
De pequeña, Lola trabajaba en casa y ayudaba a su padre en el cultivo de aceitunas y algarrobas. Le ha gustado siempre mucho la música y su instrumento favorito es el acordeón. Sin embargo, no ha podido disfrutar de ella porque padece una enfermedad desde pequeña, hipoacusia severa. Nos contó que quería ser como los demás, quería poder escuchar bien sus canciones favoritas y su madre cumplió su deseo. Le compró un sonotone. Nos dijo que, gracias a la ayuda de su familia, pudo llevarlo durante unos cuantos años, pero al final decidió quitárselo, ya que su familia estaba haciendo una gran esfuerzo y a ella le sabía mal.
Le explicamos que una de nosotras veranea en Espadilla, un pueblo del Alto Mijares. Ella nos dijo que había pasado cerca de allí, pero nunca llegó a visitarlo, así que al día siguiente decidimos llevarle un dibujo de Espadilla para que lo pudiese colorear. Nos dijo que sus canciones favoritas eran “Clavelitos” y “La vida es una tómbola”, y les servían de inspiración cuando pintaba, en sus ratos libres.
Debido a su enfermedad, nos costó bastante poder establecer una conversación con ella, pero finalmente, le cogimos mucho cariño y aprecio. El último día que fuimos a la residencia hicimos el espectáculo y al acabar, nos dijo que se emocionó mucho al vernos bailar y cantar el himno del Salvador. Finalmente nos tuvimos que despedir de ella y le prometimos que volveríamos a visitarla pronto.
Nos ha gustado mucho poder vivir esta experiencia, ya que nos ha ayudado a crecer tanto emocionalmente como espiritualmente. Lola es una mujer muy fuerte que ha sabido afrontar todos los problemas. Personalmente la admiramos, pues creemos que después de todo lo que ha vivido sigue con una sonrisa en la cara y con ganas de vivir la vida. Tanto ella, como todos los ancianos, nos han acogido muy gratamente y estamos muy contentas de saber que les hemos hecho disfrutar durante estas semanas.
¡Gracias, por habernos brindado esta oportunidad que no la vamos a olvidar en la vida!
Ángela Guillamón Périz – 4.º ESO
Montse Meseguer Monferrer – 4.º ESO
Colegio M. Mª Rosa Molas – Onda (Castellón)
ENTREVISTA A CARMEN
Durante los días que los alumnos de 4.º ESO del Colegio M. María Rosa Molas estuvimos en la Residencia de Ancianos Monseñor Fernando Ferris tuvimos la oportunidad de conocer a Carmen. Nos ha parecido una mujer muy agradable y con una vida muy interesante. A continuación, recogemos una serie de aspectos sobre su vida, aficiones, etc., a partir de las conversaciones que tuvimos con ella.
- Aspectos sobre su vida privada e ingreso en la residencia
Carmen nació el 14 de agosto de 1930, y este año cumplirá 89 años. Tiene dos hijas y hace 10 años que está en la residencia. Ella entró con su marido, y a nosotras nos contó que entró voluntariamente porque cuando sus padres ya tenían una edad, a ella le tocó cuidarlos y por su experiencia dice que se perdió parte de su vida. Para que no les sucediera lo mismo a sus hijas, y que pudiesen vivir la vida, decidió hacerlo voluntariamente. Hace 5 años que falleció su marido, pero ella continúa aquí, dice que está muy a gusto y que la tratan muy bien. Sus hijas, además, la visitan a menudo. También nos preguntó a qué colegio íbamos y resulta que ella también fue a la Consolación, aunque en su época estaba en la Safona y solo iban chicas.
- Aficiones dentro de la residencia
El primer día le preguntamos sobre sus aficiones, en especial sobre las cartas. Ella nos dijo que no le gustaban mucho, en cambio, el segundo día que fuimos nos enseñó a jugar a la brisca y otro juego sobre colores y amor –cuyo nombre no logramos recordar– y la verdad es que eran muy divertidos. Además, nos habló de lo que realmente le gustaba hacer: ganchillo y coser. De hecho, hacía poco que les había hecho a sus hijas los bordados de algunas sábanas.
Otra de sus grandes aficiones es recitar poesías. El mismo día que la conocimos nos recitó el poema de “Fernando e Isabel la Católica”, que después recitó en el espectáculo que preparamos para el último día. La verdad es que era un poema muy bonito. Hemos intentado buscarlo en internet, pero no lo hemos encontrado. Hablaba sobre el amor de antes del matrimonio de Fernando e Isabel.
- Cómo vivió la Guerra Civil y la postguerra
El último día que fuimos, le preguntamos sobre su experiencia en la Guerra Civil y la postguerra, aprovechando que Teresa, nuestra profesora de Historia, nos había dicho que ya que ellos la habían vivido, podíamos preguntarles.
Ella nos contó, como hemos dicho antes, que iba a la Consolación, pero tuvo que dejarlo a los 6 años a causa de la Guerra Civil. Primero fueron a esconderse a las casetas y más tarde fueron a la cueva. Nos contó que allí se alimentaban de patatas y que dormían con los colchones en el suelo de la cueva. Para ella fueron unos años muy duros pero peor aún los de la postguerra. Esa etapa fue más dura ya que no estaban bien económicamente y los soldados eran muy crueles; nos contó que su tío una noche murió a manos de ellos. Después de contarnos toda su experiencia nos deseó que no pasásemos por algo así nunca y que tampoco se lo desearía a nadie. Ahí, nosotras nos dimos cuenta de lo duro que fue, el daño que causó y damos gracias a Dios de no haber pasado por eso.
- Su adolescencia
Ella vivía cerca del barrio Sant Pere y una de las cosas que con más ilusión recuerda sobre su adolescencia son las carrozas que cada año competían con los demás barrios del castillo, hacían la estructura de madera y las decoraban con tela. Nos contó que para ella era muy importante, ya que era algo en familia y entre los vecinos; además, estaba la ilusión de construir una carroza cada año, y saber si ganaban o no, era lo que más disfrutaba. También nos dijo que siempre ganaban, ya que dos de sus vecinos eran muy originales y tenían ideas nuevas e innovadoras cada año. Uno de ellos hizo una guitarra gigante. Le daba pena que esa tradición no continuase ya que solo duró 9 años.
Otra de las cosas de las que nos habló fue de que un año le dijeron ser la reina del barrio, pero no le hizo mucha ilusión ya que no le gustaba ser el centro de atención. Pero como no había más candidatas, al final aceptó, y no se arrepiente de ello ya que lo disfrutó mucho.
También nos contó los anteriores amores de su adolescencia hasta llegar a su marido, ese momento fue muy divertido ya que también hablamos con ella de los nuestros.
- Conclusión
Este proyecto nos ha llenado mucho emocionalmente. Hemos disfrutado mucho hablando con Carmen y conociéndola, ya que hemos aprendido un montón de cosas, realmente la sabiduría que tienen las personas mayores es admirable. De Carmen admiramos la empatía que tiene con sus hijos al entrar voluntariamente en la residencia, ya que es algo que normalmente nadie quiere, la ilusión con la que vive cada día, y que a pesar de tener mal la cadera, convivir con dolores y tristezas por la muerte de su marido, ella saca fuerza y energía cada día para levantarse y vivir un nuevo día.
Fue muy duro despedirnos de ella y también de los demás residentes, a pesar de no conocerlos, pero nos ha llenado mucho esta experiencia. Damos gracias de que Lola, la trabajadora social de la residencia, nos invitase a conocerla y ella se mostrase tan receptiva y abierta con nosotras. Esperamos volver a verla algún día.
Nuria Fernández e Inés Martínez – 4.º ESO
Colegio M. Mª Rosa Molas – Onda (Castellón)