(Foto: Jesús Alegría)

El I CAN Weekend: un fin de semana, catorce alumnos y ocho educadores de ocho centros diferentes. La única premisa: una invitación a enfrentarse a un reto que, para darle más emoción al tema, desconocían. Para hacerlo incluso más misterioso, tampoco se conocían entre ellos (salvo alguna excepción). Siete de esos educadores vinieron acompañados de uno o dos alumnos con los que habían compartido un proyecto DFC. ¿Y cuál era ese reto? “La educación es tuya ¡evoluciónala!

Primera parte de la crónica del I CAN Weekend: el reto de los profes.

La idea del I CAN Weekend surgió de la experiencia que ya llevan haciendo tres años en DFC Brasil, donde durante cuatro días conviven educadores y alumnos de los 10 proyectos finalistas como reconocimiento a su trabajo. En España era la primera vez, y la idea se había fraguado unas cinco semanas antes, así que se ha tratado de un proceso exprés en cuanto a diseño y resolución de aspectos logísticos; si bien, cuando se cuenta con un gran equipo, todo es posible.

El lugar era importante, y por eso decidimos llevarlo a cabo en el Impact Hub Madrid, un espacio inspirador y que facilita que las cosas ocurran; y es que ya se sabe: “Not by chance, by design”.

¡A por el reto! Tanto alumnos como educadores se enfrentaban a “La Educación es tuya, ¡evoluciónala!

En la fase SIENTE, surgieron diferentes focos:

  • El alumno une y desune: educador-familia
  • Falta de vínculo realidad-escuela
  • Nos hemos convertido en jueces de las Redes Sociales
  • Falta apoyo emocional y gestión del estrés*
  • En los educadores, hay falta de apertura para escuchar nuevas propuestas
  • El Marco Legal está desadaptado de la realidad
  • Falta motivación en la comunidad educativa*
  • Falta de vínculo afectivo educador-alumno*

* Focos identificados como los prioritarios.

Finalmente, el foco seleccionado fue: Falta apoyo emocional y gestión del estrés. Así, el reto que nos planteamos fue: “¿Cómo podríamos lograr apoyo emocional y gestionar el estrés?”

En la fase IMAGINA, se aportaron muchas ideas, y las que tomaron más fuerza respondían a:

  • Educación emocional para docentes (enfocada a los docentes, no a los alumnos)
    • Que estuviera más presente
    • Más viva
    • Que llevase a un liderazgo más humano
    • Con profesionales adaptados al contexto educativo
  • Erasmus:
    • Para globalizar la educación
    • Como aspecto motivacional
    • Para enriquecer las experiencias
  • Reconocimiento
    • A nivel social sobre la labor que se está llevando a cabo
    • Dar a conocer lo que se está haciendo bien para lograr extenderlo
    • Ser tenidos en cuenta para las decisiones en el ámbito de la educación

Tras mucho debatir entre los educadores y escuchar lo que los alumnos tenían que aportar, algunos de los insights que surgieron fruto de este feedback fueron: “Os comportáis de forma diferente fuera de clase que en clase”, “Muchas veces venís ya enfadados y la tomáis con nosotros”, “Nosotros os trasladamos nuestro estrés”… Fue un momento precioso de conversación entre personas, sin tener en cuenta quien era adulto y quien menor. Los educadores decidieron que se iban a centrar en la idea en “Educación emocional para docentes”.

Cada uno de los presentes prototipó una solución y luego la presentó. Aunque al principio la idea de pensar con las manos parecía que no iba a funcionar, muy rápido se pusieron todos a manipular el material que estaba preparado y las ideas fueron tomando forma:

  • Nuevos roles: una mesa redonda en clase con delegados, animadores… y en el que se hace visible qué es lo que hace falta en cada momento
  • Perder el miedo, sintiendo apoyo por parte del resto del equipo docente, a una clase divertida y variada
  • Hacer un documental: “Érase una vez un gran profe”, en el que se vería todo lo que hace un profe
  • Disponer de un microscopio que me permita ver cómo me encuentro emocionalmente y disponer de un diario en el que ir dejando lo que voy observando y así chequear que mi estado emocional no interfiere en mi trabajo
  • Un muñeco que me ayude a saber cómo me encuentro emocionalmente
  • Mostrar lo que no se ve de la labor del docente: excursiones, redes sociales, cambio de leyes, situaciones familiares, y la necesidad de gestionar todas estas situaciones
  • Empatizo conmigo en función de cómo me encuentro, aceptando los malos momentos
  • Semáforo emocional en la sala de profesores
  • Roles rotativos entre los maestros y con sesión DFC al final para buscar soluciones
  • Ayudar a tomar conciencia emocional, integrando la vida y escuchando al corazón (incluidos los nudos que van surgiendo), con profesionales que acompañan para que el docente sea competente a la hora de gestionar las emociones

De todas estas ideas, la que tuvo más fuerza fue realizar un documental (seguramente contar con David Fernández, director del documental educativo ‘Searching for Superman’, tuvo algo que ver), así que se pusieron manos a la obra para ver lo que necesitaban para poder hacerlo.

En la fase ACTÚA, llevaron a cabo un prototipo de lo que sería el documental. Algunos de ellos tomaron el rol de alumno, y les preguntaban sobre su día a día fuera del colegio, para que cada uno fuera respondiendo. Un punto muy emotivo fue cuando se preguntó sobre lo que suponía para ellos ver que entre los alumnos se hacían daño. Así se puso de manifiesto que las emociones están a la orden del día entre los educadores.

El fin de semana iba llegando a su final, si bien antes había que EVOLUAR; y esta vez lo hicimos de una forma un poco diferente. Empezamos apuntando cada uno una anécdota de lo que habíamos vivido, y para recordar mejor el proceso, dibujamos en cada cara de una caja un dibujo que representaba lo vivido en cada una de las fases. Luego llevamos a cabo el “difícil, diferente y aprendido”: una forma diferente que nos permitió aprovechar el espacio que para esta ocasión habíamos elegido, el madrileño parque de El Retiro (siempre es importante aprovechar todo lo que está a nuestro alrededor).

Ya solo faltaba la fase COMPARTE, así que de vuelta en al Impact Hub, presentaron ante los alumnos cómo pensaban compartirlo en la Gala I CAN 2018, porque ese era un factor importante y que sí conocían desde el principio: presentar en la Gala lo que hubiesen ideado durante el I CAN Weekend era parte del reto. Sabido es que DFC no se trata de certidumbres, sino de confiar en las personas y en el proceso.

Utilizando las cajas que habían preparado en El Retiro, explicaron a los alumnos el proceso que habían vivido y lo que destacaban del mismo. Fue un momento de celebración en el que disfrutar del gran fin de semana que habíamos vivido juntos.

El I CAN Weekend: un fin de semana, conversaciones, dinámicas, convivencia…  Sin duda, ha superado con creces las expectativas que teníamos cuando lo diseñamos.

Miguel Luengo, presidente de Design for Change España

PD: Y esto solo es la mitad de la experiencia del I CAN Weekend… La otra mitad es el mismo reto, ¡vivido por los alumnos! Seguid de cerca nuestros post de blog, compartiremos la segunda parte muy pronto 😉