¡Segundo y último día en Murcia trasmitiendo el espíritu Design For Change! Dejamos atrás las montañas y ponemos rumbo al centro de la ciudad. Miguel Luengo ya tiene preparado otro taller adaptado a las necesidades del grupo. Si en las II Jornadas Regionales de Escuelas Rurales la clave era aplicar la metodología Design For Change (DFC) a los centros educativos rurales con alumnado multinivel en el aula; en este taller el foco se centra en el cooperativismo.

Una de las participantes, María Ortuño, maestra en el colegio Severo Ochoa de Murcia, nos explica antes del taller las particularidades de los centros educativos basados en un modelo cooperativo. Ella es miembro de la Unión de Cooperativas de Enseñanza Región de Murcia (UCOERM) (organizador del taller), entidad que representa a las empresas de Murcia para defender y visualizar el cooperativismo como forma de hacer empresa socialmente responsable. Asimismo, promueve sus valores diferenciales y acerca las relaciones con las organizaciones e instituciones del sector.

Visto que UCOERM se basa en los principios de democracia, igualdad, autogestión y solidaridad, con el objetivo de fomentar la cohesión social y el desarrollo sostenible, la metodología que María aplica en su aula está muy acorde con estos postulados: trabajar con el alumnado en equipos rotativos en todos los rincones del aula integrando, socializando y respetando. Y es que ese es el espíritu del cooperativismo: pasar del ‘yo’ al ‘nosotros’; o en palabras DFC: I Can / We Can.

María, veterana ya en el método DFC, nos cuenta cómo fue su proceso: “Primero tú tienes que saberlo hacer contigo misma, para poder transmitírselo al resto”. “Hay que romper con las creencias limitantes”, nos asegura. Y así lo aplica dentro de su aula, por ejemplo, cuando les dice a sus alumnos y alumnas: “Soy maestra y no tengo porqué saberlo todo; también aprendo de vosotros”. Más allá, además lo comparte con sus compañeros de profesión: “El cambio de mentalidad es muy necesario, el docente no acaba de creerse que tiene esta necesidad”. Así que, por su parte, María anima al empoderamiento en el claustro: “Los que ya hemos hecho el cambio de mentalidad, vamos contagiando para que a nuestros compañeros les sea más fácil conocer estos métodos”.

Y es que la metodología DFC engancha. Para ilustrarlo, según empieza el taller, Miguel cuenta una historia de cambio construida a partir de las cinco fases porque, según explica, “con este método preparamos las condiciones para que las cosas ocurran”.

PROYECTO DFC: “DE CABALLEROS Y COCODRILOS A BAÑOS DEL COLE LIMPIOS”

  • SIENTE. Esta fase consiste en identificar el problema a partir de una lluvia de ideas, la puesta en común y la escucha; donde se busca la síntesis para generar conversaciones y elegir un único foco. En este caso concreto, los alumnos y alumnas llegaron a la conclusión de que les preocupaba que los baños de su colegio siempre estuviesen sucios. Limpiar el baño contínuamente no parecía que solucionase el problema… ¿Qué hacer?
  • IMAGINA: Jugando con su contexto, niños y niñas crearon una realidad donde caballeros armados con espadas lanzaban al foso de los cocodrilos (que se habría de construir en el suelo del baño) a las personas que ensuciasen. En este momento, la profesora responsable del aula entró en pánico: “¿Cómo vamos a hacer eso?”. “No te preocupes —la tranquilizó Miguel— en DFC son ellos quienes llevan a cabo sus propias ideas. Tú no eres responsable de la ejecución final”. Finalmente, llega el momento de ‘aterrizar’ las ideas, por muy molonas que sean, y adaptarlas a los recursos disponibles, consensuar un plan de acción y prototipar.
  • ACTÚA: Vista la dificultad insalvable de ponerse a cavar un foso y traer cocodrilos importados de las remotas aguas del Nilo, contando además con la peligrosidad que conlleva la hazaña, decidieron ser prácticos: crearon unos carteles llamativos e innovadores en los cuales los caballeros obligaban, bajo pena máxima de ‘devoración’ por cocodrilo, a mantener todos los papeles en las papeleras y el agua en los lavabos.
  • EVOLÚA: “Esta es la fase clave —asegura Miguel— porque tenemos tendencia a solucionar un problema y pasar al siguiente, sin reflexionar sobre qué hemos aprendido”. Así, en esta fase-suma entre ‘Evaluar’ y ‘Evolucionar’, los y las protagonistas del cambio pudieron constatar que con su iniciativa verdaderamente se obtenían los resultados esperados. Así, orgullosos de su reto, emprendieron la última fase.
  • COMPARTE: Hacer un vídeo para contar la experiencia en primera persona es más fácil de lo que parece, y desde luego es muy gratificante. Los y las protagonistas narran e interpretan lo que han hecho y lo que han aprendido sobre la experiencia vivida.

Y es que “todos tenemos algo importante que compartir”, sentencia Miguel. “Yo no puedo deciros cómo dar clase, y sin embargo Design For Change sí puede daros herramientas”, les asegura a los asistentes. Es cierto, según las demandas de la comunidad educativa y de la sociedad, resulta necesario buscar nuevas estrategias, nuevas motivaciones, y así lo demandan los educadores de la sala. Miguel les responde: “Podemos influir de forma positiva en la motivación de alguien si la mía propia nos motiva a los dos”.

Para ilustrar a través del ejemplo, les propone una práctica para convertirles en ‘activistas instantáneos’. En primer lugar, propone diferentes temas para trabajar a través del proceso de divergencia-convergencia-síntesis y les divide en cuatro grupos de trabajo donde eligen un tema. Primero, identificar problemas; después, propuesta de ideas para cambiar el mundo utilizando el I CAN Mindset.

Para terminar la sesión, Miguel recuerda que aún queda hablar de la parte más importante: compartir el proyecto para inspirar al resto del mundo. Como muestra, una educadora de la sala, María Jurado, enseña en la pantalla el vídeo de la iniciativa que llevaron a cabo en su centro: “No al acoso escolar”, en el Colegio Carlos V de Águilas, Murcia. Emocionante.