De Murcia nos trajimos energía, ideas, experiencias, y ¡mucha información! Terminamos la trilogía murciana con una entrevista a María Jurado, profesora en el Colegio Carlos V de Águilas, Murcia; que tiene además la generosidad de compartir con nosotros las experiencias de su alumnado en primera persona.

Tenemos la suerte de encontrarnos con María en el marco del taller Yo Puedo, organizado por la Unión de Cooperativas de Enseñanza Región de Murcia (UCOERM). Psicopedagoga de formación, María es una veterana del método Design For Change (DFC) y lo aplica cada día en sus clases. Alegre y comunicativa, nos explica cómo incorpora el I CAN Mindset en el aula: “A través de dinámicas. Me encantan los laboratorios. Se trata de una metodología muy participativa donde el profesor es el facilitador: yo les pido cosas y después tengo que supervisarlo. Es un movimiento que abre la mente hacia otras culturas, hacia el compartir. Es una mentalidad de cambio e innovación”, explica.

Y todo empieza observando. En el caso del alumnado, se trata de observación directa; y de escucha, mucha escucha. ¿Con qué herramientas contamos para focalizar la atención? “Hay que fomentar la escucha activa, trabajar los temas de manera atractiva para hacerlos interesantes, hacerles partícipes. Entonces se callan y escuchan”, asegura María mientras nos cuenta un ejemplo sobre el que trabajan actualmente: “Ahora estamos con el maltrato animal. De hecho, es un proyecto DFC que compartiremos este curso. Se trata de una campaña de concienciación porque es un tema que sensibiliza mucho. Ya les dimos una charla con un veterinario y se emocionaron”, recuerda.

Efectivamente, María nos confirma que este año también participarán en el I CAN School Challenge: “No me gusta que mi trabajo se quede en el aula. Quiero que la gente vea qué hacemos”. En su clase, el alumnado propone los temas y “mi trabajo es motivar y guiar. Son horas de preparación. Para el último proyecto que hicimos con DFC contra el acoso escolar luchamos mucho. Se hizo en el grupo no bilingüe y los alumnos al final se emocionaron. El cartel aún lo tenemos en el pasillo. Ha quedado una muy buena concienciación. Creo que todos los institutos deberían llevar a cabo iniciativas similares”, nos asegura.

¿Y cómo ha llegado María a implementar la metodología DFC? “Me pasé un verano entero viendo los videos y estudiando las dinámicas, buscando información e integrándola. Ahora mis alumnos están muy motivados. De hecho, me dicen ‘Profesora, gracias a esta asignatura [Iniciación a la Investigación] hemos conocido a los compañeros y nos ponemos en el lugar del otro’. Y la verdad es que se emocionan. Por ejemplo, trabajo la inteligencia emocional con dinámicas de globos: para identificar cómo nos sentimos y cómo se siente el resto”, nos comenta.

Sin embargo, como en todo, María también encuentra dificultades. “Principalmente a la hora de que el alumno entienda la dinámica y cómo tiene que trabajar. Las primeras sesiones son complicadas hasta que el alumno entiende de qué se trata. Hay que explicarles que es una nueva metodología y que tienen que acostumbrarse”, nos dice.

Y una vez hecho, les encanta. Para ejemplificarlo, María nos remite dos testimonios de los propios alumnos de 2º ESO.

“Mi entrada en Design for Change fue muy buena, la verdad es que la asignatura de ‘Iniciación a la Investigación’ prometía. Cuando entré en la clase había un montón de gente (yo pensaba que íbamos a ser cuatro gatos). En la primera clase, la profesora nos explicó en qué consistía esta asignatura, y cuando nos lo contó, todos nos miramos pensando ¿dónde narices nos hemos metido? Conforme fue pasando el curso, nos dimos cuenta de que esta asignatura era como un pequeño mundo de una hora donde nos podíamos expresar y ser nosotros mismos. Siempre me lo he pasado bien y espero que los siguientes chicos que den esta asignatura el año que viene se lo pasen igual de bien que nosotros en este año”.

“Mi experiencia ha sido muy buena, pero yo creo que ninguno de nosotros pensaba que la metodología Design for Change nos podría ayudar en nuestro día a día. Porque no solo es aprender de unas cosas en concreto, también te ayuda a conocerte a ti mismo, y a ser empáticos con los demás. Por otra parte, te ayuda a conocer problemas de la actualidad, como por ejemplo: el bullying, el alcohol en los adolescentes, la violencia de género, el reciclaje… Podemos dar soluciones y concienciar a la gente. También hemos aprendido a hablar en público y a expresar nuestros sentimientos”.

Y por eso una de las máximas que promueve DFC es ‘los niños no son el futuro, son el presente’. María nos regala una matización: “Son el presente si el adulto está por la labor. Tenemos que abrirles la puerta para que vean que sus aportaciones, con trabajo e ilusión, pueden estar en el presente”.