En España se suele escuchar que el inglés se enseña mal. ¿Quién no ha oído hablar de las tareas aburridas del Workbook o de los listenings eternos? El currículo escolar se enfrenta al reto de hacer de la enseñanza de idiomas algo divertido. En Design for Change creemos en el potencial transformador de la comunicación y, por ello, te damos algunos consejos para potenciar el aprendizaje real de idiomas en tu aula.

Por Rocío Rubio

Una de las disciplinas mejor valoradas en el mundo globalizado en el que vivimos es el conocimiento de distintos idiomas. Esto se debe en primer lugar a su enorme utilidad. En un mundo en el que las relaciones internacionales se han convertido en el pan de cada día, es imprescindible conocer al menos un idioma ajeno a nuestra lengua materna. Esto convierte al bilingüismo o el plurilingüismo en una capacidad cada vez más demandada en las empresas, más incluso que las habilidades específicas de un puesto de trabajo. Al fin y al cabo, es mucho más sencillo para una organización ofrecer un training a sus nuevos integrantes sobre aspectos que controla, como son las actividades propias de un puesto concreto, que ofrecer formación en idiomas.

Otro de los motivos por el que los idiomas son tan importantes hoy en día se aleja bastante de su papel necesario en el funcionamiento de las entidades. El conocimiento de lenguas extranjeras es valorado porque denota una apertura de mente en la persona que las habla. Para aprender un idioma, es necesario conocer la cultura en la que se utiliza. Por este motivo, las personas que utilizan distintos idiomas suelen presentar características como la multiculturalidad, la curiosidad sana o la tolerancia.

Una nueva manera de enseñar idiomas

En Design for Change apostamos siempre por la evolución y la integración de todos y todas en la sociedad en la que vivimos, así como la igualdad de oportunidades para los estudiantes mediante el impulso de sus habilidades individuales. Y los idiomas se dejan de lado muy a menudo.

Es cierto que muchas familias apuntan a sus hijos e hijas a clases extraescolares de inglés o francés, pero ¿cuántos niños y niñas saben hablar alemán, italiano, chino, ruso o árabe en España? La respuesta es: aquellos cuyos padres provienen de países con estos idiomas.

El principal obstáculo en el aprendizaje de idiomas de los más pequeños reside precisamente en la falta de apertura a culturas ajenas a la nuestra. Desde Design for Change, os animamos a que impulséis la curiosidad de vuestros alumnos y alumnas por culturas diferentes y lenguas extranjeras, ya que el conocimiento de las mismas supone para ellos una infinidad de posibilidades, así como una fuente de satisfacción y superación personales.

Habiendo dicho esto, nos gustaría aportar nuestro granito de arena para facilitar la enseñanza de idiomas a los alumnos y alumnas. Sabemos que aprender una lengua no es fácil, pero tampoco lo es enseñarla. Si eres de los/las docentes que buscan métodos para potenciar el aprendizaje real de idiomas extranjeros por parte de sus alumnos y alumnas, estos tips son para ti:

1. Potencia las capacidades diferenciadoras de cada alumno o alumna

En primer lugar, es importante tener en cuenta que cada uno cuenta con capacidades que lo diferencian del resto. Hay personas con mayor facilidad para los sonidos, lo que se dice “con oído”, rasgo que les permite asimilar aspectos como la pronunciación más rápidamente. Por el mismo motivo, los estímulos auditivos serán muy beneficiosos para este tipo de alumno, ya que se trata de un método de aprendizaje que les resulta sencillo y rápido de integrar en sus conocimientos sobre el idioma en cuestión. Por el contrario, hay estudiantes con menos “oído”, que no se verán tan estimulados por métodos auditivos y que necesitarán otros en su lugar.

En su caso, quizás convendría más utilizar recursos visuales, como vídeos o libros, que les permitan asimilar la información por medio de la vista, nuestro principal sentido. Para mantener el equilibrio y el balance de la clase y asegurar el progreso de todos los alumnos y alumnas por igual, es esencial tener en cuenta estas pequeñas peculiaridades personales de cada niño o niña.

Una manera muy útil de potenciar las facilidades individuales de cada uno consiste en la elaboración de tareas para casa relativamente personalizadas. Es decir, en lugar de mandar deberes a la clase en general, el docente puede preparar ejercicios específicos para los distintos grupos de estudiantes dentro de la clase, en función de las facilidades de cada uno, que potencien dichas capacidades.

2. Fomenta el aprendizaje a través del aprendizaje pasivo

En segundo lugar, queremos mencionar la conveniencia del aprendizaje pasivo. Este se compone de estímulos percibidos por el alumno o alumna que le aportan información sobre la lengua que estudia sin necesidad de esfuerzo por su parte. En la medida de lo posible, el profesor o profesora debe fomentar distintas formas de aprendizaje pasivo para que los niños desarrollen capacidades idiomáticas fuera del aula y en su día a día. Ejemplos de esto son la lectura, la escucha de música de artistas extranjeros, la visualización de películas en versión original, etc. Aquí te dejamos algunas recursos digitales que pueden ayudarte a enseñar idiomas.

Pongamos que acaba de salir la última temporada de la serie de moda de Netflix. Los niños pueden escoger la opción fácil y cambiar el idioma a español porque de esta manera les será más fácil entender todas las escenas. Sin embargo, sería muy enriquecedor si el estudiante de inglés, por ejemplo, viera esta nueva temporada en el idioma original en el que se grabó. ¿Por qué? Es evidente que, sobre todo al principio, se le escaparán cosas y quizás tenga que retroceder en alguna escena para captar todas las palabras expresadas por los personajes. Sin embargo, con el tiempo irá asimilando cada vez más información, aprendiendo expresiones cotidianas del idioma extranjero y estimulando su capacidad para mantener una conversación coloquial. En definitiva, estará más acostumbrado a tratar ese idioma, por lo que le será más fácil desenvolverse en una situación real.

Esta es solo una manera de estimular el aprendizaje pasivo, pero existen muchas otras: leer libros o tebeos, ver vídeos de YouTube, consumir contenido de Redes Sociales en otro idioma, escuchar canciones o podcast en idiomas extranjeros, y todas las posibilidades que se nos pasen por la cabeza. Una manera interesante de practicar la fluidez en el uso oral de la lengua estudiada es leerla en voz alta. De esta manera, el estudiante practica la pronunciación y la soltura sin darse cuenta, además de adquirir vocabulario en el proceso. Recomienda este tipo de cosas a tus alumnos y alumnas, y verás cómo progresan desmesuradamente.

3. Aprovecha todas las oportunidades para practicar 

Por último, es imprescindible que, si estudias una lengua extranjera, aproveches todas las oportunidades que se te presenten para utilizarla. Sabemos que, al principio, cuesta más y es fácil meter la pata, pero ¿no es esa la gracia? Si, por ejemplo, estudias alemán, y te presentan a una persona cuya lengua materna es el alemán, aprovecha esta oportunidad y trata de tener una conversación con ella. ¿Quién mejor para señalarte tus aciertos y errores? Ten en cuenta que sabes mucho más de lo que piensas que sabes.

De igual manera, si eres personal docente, trata de exponer a tu alumnado a oportunidades reales donde poner en práctica lo aprendido en el aula. Hay una infinidad de actividades divertidas en las que comprender que el idioma no es sólo la gramática. Puedes llevar a tus estudiantes a intercambios de idiomas, visitas guiadas en otro idioma, intercambio de cartas con colegios de otros países… ¡Encuentra la tuya!

Solemos oír que el inglés se enseña mal. Ahora podemos empezar a cambiarlo.