Por Beatriz Alonso

Hay tres razones por las cuales en DFC España celebramos el Festival I CAN:

  1. Dar a los y las jóvenes artistas del cambio el reconocimiento que merecen por haber mejorado su entorno poniendo en prácticas sus propias ideas, acompañados de sus profesores/as, que les guían siguiendo los pasos de la Metodología DFC.
  2. Interactuar entre jóvenes de 20 centros educativos: conocerse, compartir ideas, inquietudes, ganas de pasar a la acción…
  3. Anunciar el Representante de DFC España en la gala internacional anual de DFC, la Be The Change celebration (BTC), que este año será organizado por DFC Brasil de manera online.

Desde su creación en 2021, DFC España ha participado en todas las ediciones de las Galas BTC, llevando a representantes de proyectos seleccionados. Las tres primeras galas tuvieron lugar en India (2012-2013-2014), después en México (2015) y en China (2016). DFC España organizó la Gala de 2017 en Madrid. En 2018 fuimos a Taiwán y en 2019 a Roma. El año pasado, a consecuencia de la pandemia, la Gala se celebró de forma online, a cargo de DFC Singapur.

Todos los años, para elegir al Representante que viaja o “viaja virtualmente” al país organizador, una selección de personas referentes en el ámbito de la Educación, el emprendimiento social y el diseño, valoran los diez proyectos finalistas del Reto I CAN. Después, se reúnen con el equipo de DFC España para poner en común su decisión y, a través de conversaciones, consensuar la elección del Representante. Este año, los miembros del jurado del Reto I CAN 2020 son:

  • Antonio González, director de Impact Hub Madrid
  • Victoria de Pereda, consultora Design for sustainability y anteriormente responsable del área de Sostenibilidad del IED Madrid
  • Siham Bennani, responsable de Admisiones y Buscadora de Talento de LEINN Madrid en TEAMLABS
  • Pilar Laguna, directora Observatorio para el estudio y el desarrollo de innovaciones en el ámbito educativo de la Universidad Rey Juan Carlos
  • Amaya Vizmanos, joven Changemaker de Ashoka

Según comienza la reunión, moderada por Miguel Luengo, presidente de DFC España, se propone una ronda de presentaciones con “check in”, es decir, hacer un repaso rápido sobre cómo estamos y cómo venimos a la sesión:

Antonio comenta que, aunque está cansado, vive con ganas e ilusión esta “burbuja de tiempo” que significa en su día esta reunión; Pilar está agradecida porque hay esperanza por las generaciones que vienen; Siham confiesa que viene acelerada, que ha comido en 15 minutos y, aún así, está feliz por contar con esta burbuja de oxígeno que significa para ella la sesión; Victoria explica que estas dos horas son un “espacio de inspiración”; y Amaya, de 19 años, cuenta que está expectante por lo que vaya a ocurrir. Desde el equipo de DFC, los comentarios se pueden resumir en “ganas y alegría”.

Después de una presentación sobre cómo ha sido el 2020 en DFC España y en qué consiste el Festival I CAN, comienza el debate para elegir al Representante. Los criterios que priman en la decisión son múltiples: un foco de acción que realmente les importe a los y las jóvenes, un brainstorming amplio, una idea innovadora, una buena ejecución y la realidad del contexto, una comunicación efectiva, la alineación con los ODS y las necesidades actuales, la fidelidad al proceso DFC… Porque “Design for Change es un proceso, no un objetivo”, como recuerda Victoria. Aunque fruto de ese proceso surgen soluciones a problemas reales, que son implementados por los propios jóvenes: así demuestran que son el presente, porque ya están cambiando el mundo. “Lo importante no es la solución, sino como han llegado a ella”, matiza Miguel. Ese es el proceso que facilitan el empoderamiento de los y las jóvenes y el desarrollo de sus capacidades.

Por estas razones, es necesario valorar cada proyecto en su conjunto para elegir al Representante. Y es una decisión muy difícil de tomar porque, como comenta Antonio: “Todos los proyectos son interesantes, te dan ganas de mandarles un mensaje en una botella que diga ‘Keep going, keep going”.

Porque esa es la clave: pasar a la acción, escuchar qué te preocupa y qué se necesita a tu alrededor. Como dice Amaya: “El representante debería ser referente de creatividad y empatía para ponerse en el lugar de otras personas, no pensando ‘cómo pensarían’; sino metiéndose en su piel”.

Después de dos horas, se llega al consenso y el jurado decide quién es el Representante de este año, que será anunciado en el Festival I CAN. “Esperamos que este reconocimiento pueda servir de impulso para llevar el proyecto más allá”, desea Pilar. En dos semanas sabremos quién es…

En esta reunión del jurado, como en todas cada año, se escucha la misma frase: “Todos los proyectos merecen el reconocimiento por haber actuado para mejorar su entorno”. En España, desde 2012, más de 30.000 niños, niñas y jóvenes han cambiado el mundo con Design for Change (2,2 millones en todo el mundo). Y es que “es muy importante que vean que están dentro de una red [DFC] y que la usen”, recuerda Siham.

Para finalizar, como se hace en las formaciones de la Metodología DFC, en concreto en la fase COMPARTE, cada persona comparte la palabra que se lleva de la sesión.